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Psicología Positiva
La psicología positiva, desarrollada por Martin Seligman, surge frente al enfoque tradicional en psicología (centrado en la patología y en como evitar o solucionar los problemas psicológicos en el ser humano eliminando las emociones negativas que llevan aparejadas) para estudiar como emociones positivas como la alegría, la ilusión, la esperanza, … contribuyen a la solución e incluso prevención de problemas psicológicos en personas de riesgo contribuyendo a la mejora en la calidad de vida.
A pesar de que el concepto de felicidad es difuso y significa diferentes cosas para cada uno de nosotros, se puede estudiar la felicidad a partir de los tres componentes que parecen integrarla: la vida de placer, la vida comprometida la vida con significado.
Según las investigaciones realizadas existen 24 fortalezas que potenciadas, agrupadas en 6 categorías, que potenciadas incrementarían nuestra satisfacción en la vida. Se trataría de las siguientes cualidades:
Sabiduría y conocimiento:
1. Curiosidad, interés por el mundo
2. Amor por el conocimiento y el aprendizaje
3. Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta
4. Ingenio, originalidad, inteligencia práctica
5. Perspectiva
1. Curiosidad, interés por el mundo
2. Amor por el conocimiento y el aprendizaje
3. Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta
4. Ingenio, originalidad, inteligencia práctica
5. Perspectiva
Coraje:
6. Valentía
7. Perseverancia y diligencia
8. Integridad, honestidad, autenticidad
9. Vitalidad y pasión por las cosas
6. Valentía
7. Perseverancia y diligencia
8. Integridad, honestidad, autenticidad
9. Vitalidad y pasión por las cosas
Humanidad:
10. Amor,apego, capacidad de amar y ser amado
11. Simpatía, amabilidad, generosidad
12. Inteligencia emocional, personal y social
10. Amor,apego, capacidad de amar y ser amado
11. Simpatía, amabilidad, generosidad
12. Inteligencia emocional, personal y social
Justicia:
13. Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo
14. Sentido de la justicia, equidad
15. Liderazgo
13. Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo
14. Sentido de la justicia, equidad
15. Liderazgo
Moderación:
16. Capacidad de perdonar, misericordia
17. Modestia, humildad
18. Prudencia, discreción, cautela
19. Auto-control, auto-regulación
16. Capacidad de perdonar, misericordia
17. Modestia, humildad
18. Prudencia, discreción, cautela
19. Auto-control, auto-regulación
Trascendencia:
20. Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
21. Gratitud
22. Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro
23. Sentido del humor
24. Espiritualidad, fe, sentido religioso
20. Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
21. Gratitud
22. Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro
23. Sentido del humor
24. Espiritualidad, fe, sentido religioso
La Pirámide de Maslow
La Pirámide de Maslow
Mientras que algunas escuelas existentes a mediados del siglo XX (el psicoanálisis o el conductismo) se centraban en conductas problemáticas y en el aprendizaje desde un ser pasivo y sin demasiadas opciones de influir en el entorno más de lo que este influye en él, Maslow estaba más preocupado en aprender sobre qué hace a la gente más feliz y lo que se puede hacer para mejorar el desarrollo personal y la autorrealización.
Como humanista, su idea era que las personas tienen un deseo innato para autorrealizarse, para ser lo que quieran ser, y que cuentan con la capacidad para perseguir sus objetivos de manera autónoma si se encuentran en un ambiente propicio. Sin embargo, los diferentes objetivos que se persiguen en cada momento dependen de qué meta se han conseguido y cuáles quedan por cumplir, según la pirámide de necesidades. Para aspirar a las metas de autorrealización, antes han de cubrirse las necesidades anteriores como la alimentación, la seguridad, etc. Por ejemplo, solo nos preocupamos de temas relacionados con la autorrealización si estamos seguros que tenemos un trabajo estable, comida asegurada y unas amistades que nos aceptan.
En la Pirámide de Maslow, desde las necesidades más básicas hasta las necesidades más complejas, esta jerarquía está compuesta por cinco niveles. Las necesidades básicas se ubican en la base de la pirámide, mientras que las necesidades más complejas se encuentran en la parte alta.
Así pues, las cinco categorías de necesidades de la Pirámide de Maslow son: fisiológicas, de seguridad, de afiliación, de reconocimiento y de autorrealización; siendo las necesidades fisiológicas las de más bajo nivel, y subiendo niveles en el orden indicado.
¿Tiene solución morderse las uñas?
¿Tiene solución morderse las uñas?
Frente al problema de ver en los hijos como se muerden las uñas, muchos padres se preguntan si es un problema que tiene solución, sobre todo cuando despues de haber probado distintas técnicas cómo afearle la conducta, utilizar líquidos como el acibar,... no han conseguido resultados.
Para empezar diremos que la manía de morderse las uñas es un hábito muy difícil de erradicar. Se trata de una conducta repetitiva, que raya lo obsesivo, y que esta enfocada en el propio cuerpo.
Morderse las uñas es una costumbre que desarrollan algunos niños y que en muchos casos se mantiene de adultos.
Desde la psicología llamamos al morderse las uñas onicofagia y tenemos que decir que se trata de una manía muy común.
Aunque a muchos niños dejan de hacerlo con la simple evolución del crecimiento, un 25% de los adolescentessigue manteniendo esta costumbre y el porcentaje en los adultos llega al 10% de los casos.
Se suele asociar esta conducta al aburrimiento o el nerviosismo con lo cual durante los periodos de estrés es un hábito que se agrava.
Algunos de los tratamientos utilizados para erradicar esta costumbre se enfocan en aportar a la persona herramientas necesarias para resistir el impulso de morderse las uñas. Con estas técnicas, muchos de los pacientes consiguen solucionar el problema de forma permanente.
Sin embargo existen enfoques mucho más profundos que van a la verdadera raíz del problema. No es tan importante si el niño o el adulto se muerde las uñas como poder ver en qué ocasiones esto sucede para poder afrontarlas desde otro punto mucho más sano para el individuo.
Así en el caso de los niños sería conveniente analizar qué factores de su entorno contribuyen a su angustia. Una excesiva exigencia por parte de padres y profesores, demasiadas expectativas en cuanto a su rendimiento o actuación, excesiva recriminaciones sobre la misma, competencia con los hermanos o con otros miembros de la unidad familiar respecto a la atención de los progenitores, dificultad para tener interacciones satisfactorias que refuercen su autoestima y el vínculo con los que le rodean, límites adecuados y no arbitrarios, no desvalorización de sus emociones,...
En el caso de los adultos la situación no deja de ser similar. Morderse las uñas puede servir tanto para relajarse cuando uno esta tenso como para salirse de situaciones de aburrimiento. Por otro lado la onicofagia se considera una retroflexión. Consiste en hacernos a nosotros algo que querríamos hacer al otro. Escuchar este mensaje nos puede dar una pauta de qué es lo que necesitamos. Nos puede ayudar ver qué asuntos nos estresan, aburren, enfadan en la vida.
Contribuiría en este sentido a nuestro proceso de autoconocimiento, ayudandonos a reconocer nuestras emociones lo que nos sitúa en el camino de encontrar maneras validas de expresarlas. Con ello estamos más cerca de ver que necesitamos y darle una solución satisfactoria más allá de la mera solución estética relacionada con unas uñas cuidadas y bonitas, o con la el mero juicio y la norma de que uno no debe de mordérselas.
Síndrome de Peter Pan
Síndrome de Peter Pan
Los adultos que no desean crecer
El Síndrome de Peter Pan hace referencia a los adultos que continúan comportándose como niños o adolescentes y no son capaces de tomar la responsabilidad de sus actos. Personas que se niegan a crecer con una marcada inmadurez emocional matizada por una fuerte inseguridad y un gran temor a no ser queridos y aceptados.
Aunque los adultos han llegado a la treintena o incluso rondan la cuarentena de años continúan comportándose como niños pequeños. Estas personas parecen seguras de si mismas e incluso arrogantes; sin embargo, esto es solo una corazapara ocultar sus verdaderas inseguridades e indecisiones. Se esconden detrás de excusas o mentiras para disimular su incapacidad para crecer; suelen hablar de fantásticos proyectos, negocios increíbles, grandes aventuras amorosas… Estas fantasías (mayormente imposibles de cumplir) les permiten eludir sus responsabilidades y poder culpabilizar a los otros de las cosas negativas que les ocurren.
Otra serie de “síntomas”:
- Se siente altamente seducido por la juventud, etapa que suele tener idealizada intentando negar su madurez.
- Miedo a la soledad.
- Altamente inseguro y con baja autoestima.
- Su actitud se centra en recibir, pedir y criticar pero no se molesta en dar o hacer. Esto hace que viva centrado en sí mismo y en sus problemas sin preocuparse demasiado por lo que le sucede a las personas a su alrededor.
- Considera que el compromiso es un obstáculo para su libertad.
- No adopta la responsabilidad por sus actos mientras que los otros deben hacerlo por él.
- Se siente permanentemente insatisfecho con lo que tiene pero no toma iniciativas para intentar solucionar su situación. Es una persona que lo quiere todo pero no desea esforzarse para lograrlo.
Generalmente estas dificultades tienen su origen en la niñez, cuando el pequeño experimentó una carencia afectiva(objetiva o subjetiva). Al crecer, estas personas continúan sintiéndose desprotegidas y angustiadas frente a lo desconocido.
La persona afectada por el Síndrome de Peter Pan, necesita a su lado a otra persona que satisfaga sus necesidades; muchas veces este rol es encarnado por los progenitores, un hermano mayor o la pareja.
Es más frecuente entre los hombres y generalmente las personas desconocen que lo padecen hasta que alguna situación crítica les hace valorar su forma de comportarse y enfrentar el mundo.
Estas personas se sienten incomprendidas y, como culpan a los demás de todo lo que les sucede, resulta difícil que se den cuenta de su problema.
Es más frecuente entre los hombres y generalmente las personas desconocen que lo padecen hasta que alguna situación crítica les hace valorar su forma de comportarse y enfrentar el mundo.
Estas personas se sienten incomprendidas y, como culpan a los demás de todo lo que les sucede, resulta difícil que se den cuenta de su problema.